Con sólo mirar el mapa sabemos que Dinamarca es un país formado por una península y dos islas (una más pequeña en el centro y otra más grande). De esta forma, podemos imaginarnos fácilmente que la mayoría de las ciudades cuentan con salida al mar y/o tienen algún río o lago en su geografía.
Copenhague no es la excepción a esta impresión, ya que está ubicada, al igual que su vecina sueca Malmö) a orillas del Estrecho de Øresund, que conecta el mar Báltico con el mar del Norte. Pero además de estas frías playas, la capital del país cuenta con varios canales y lagos artificiales, tanto en sus parques (como en el Parque de Frederiksberg) como alrededor de toda la ciudad. Y si hablamos de lagos, no podemos no nombrar a tal vez los más conocidos de la ciudad, llamados de forma muy original «Los lagos«.
Éstos son una fila de tres lagos rectangulares ubicados en el centro oeste de la ciudad. Antiguamente, en esta zona existía un largo arroyo al que en la edad media se le construyó una presa que a través de los años se fue ampliando. Entre 1705 y 1727 los diques que se habían formado por esta presa, el Peblinge Sø y Sortedams Sø, fueron limpiados, excavados más profundamente y se les dio la forma que tienen actualmente.
Los lagos son uno de los puntos más transitados de Copenhague y son el punto favorito de muchos locales cuando les toca disfrutar de una pausa entre sus actividades diarias. Y también fue uno de los lugares que más frecuentamos cuando estuvimos viviendo en esta hermosa ciudad.
Te invitamos a conocerlo en una entrevista que le hicimos a un extranjero griego que estudia en ciudad, donde también hablamos de cómo es vivir, estudiar y trabajar en Dinamarca:
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